Shalom, soy Mihael Caetano, siervo de Yahweh nuestro Creador y de Yeshúa (Mi Redentor) el Mesías de Israel (Mi pueblo) .

Nací en Caracas, Venezuela en 1979, de padres portugueses y me educaron en una fe católica (poco devota). Cuando era muy joven solíamos ir seguido a misa, y con el paso del tiempo fuimos perdiendo el habito. Yo veía “la iglesia” como algo demasiado formal; no me sentía parte de aquel lugar; las personas eran agradables, pero no me sentía cómodo con todas aquellas imágenes (rostros fríos y sin vida). Recuerdo que solo había una pequeña parte de mi que quería continuar asistiendo, pero no era porque hubiera experimentado el gozo de reconocer la salvación, sino que sentía miedo, que sino cumplía con los rituales de “la iglesia” sería visto moralmente como un desagradecido.

Durante mi infancia luché con mi baja autoestima, y buscaba mantenerme emocionalmente alejado de los demás. Solía ser bastante rebelde, para llamar la atención y sentirme valorado, y al mismo tiempo que, no consiguieran ver mis debilidades, porque mi mayor temor era ser despreciado porque me consideraran alguien inseguro de si mismo.

Al llegar a la adolescencia, y continuar con mi baja autoestima, me convertí en un adolescente indisciplinado, por la misma razón de que las personas no pudieran ver mi inseguridad; pensando que de esta manera por lo menos podría demostrar que no era un cobarde. Debido a mi inseguridad me agradaba todo aquello que me diera emociones fuertes como la música o la bebida. Creo que inconscientemente buscaba mostrarle a los demás de una forma indirecta, que no me sentía bien con lo que sentía de mi mismo, y estaba llamando constantemente la atención, para que me tomaran en cuenta. Pienso que es algo que le pasa en mayor o menor grado a muchas personas, y que aun de adultos les sigue pasando algo similar, aun cuando la situación sea mas controlada (todo esto a causa del orgullo que tenemos).

Aun con toda mi inseguridad y rebeldía, algo que me ayudo mucho a sentirme valioso, fue el deporte. El estar regularmente haciendo deporte me ayudaba a controlar mis sentimientos por no encajar con los demás y debo reconocer que fue algo positivo de cierta manera, aunque también puedo notar, como muchas veces el deporte (como fue mi caso) está enfocado en ser mejor que los demás, alimentando la competencia y el ego. Y gracias a Yahweh ahora entiendo el beneficio del ejercicio para mejorar nuestras condiciones de salud, y no para ser mejores que otras personas.

También comprendí a través de mi desarrollo personal la importancia de que los niños y adolescentes tengan amistades con buenos valores, porque las personas solemos ser muy influenciables por los amigos y familiares, con lo cual gran parte de mis cambios emocionales y de autoestima eran consecuencia de mis amistades, y a medida que mis amistades cambiaban yo también era condicionada a ser una persona peor o mejor según cada caso.

Luego llegando a mi etapa adulta (aun con mucha falta de experiencia en la vida) me enamoré; emigré a Europa donde me casé y formé una familia y en este punto pensé que le había encontrado el sentido a la vida. Crecer, casarse, tener una linda familia, sin saber que las circunstancias de nuestras vidas son muy volátiles y que pueden cambiar mucho en poco tiempo. En aquel tiempo no pensaba casi nada en la religión, solo pensaba en ser moralmente bueno, y en ese sentido estaba convencido de que no era una persona mala; hasta que en un punto de mi vida comencé a notar que mi espíritu no estaba bien. Es decir, comencé a cuestionarme seriamente si realmente el sentido de la vida sería sólo buscar mi felicidad y la felicidad de mi familia. (¿Podría ser ese el sentido de la vida?) Pero, si hay algo que nadie puede evitar (es decir la muerte) ¿cómo podría la vida tener sentido si solo nos enfocamos en conseguir la felicidad en este mundo temporal?

Lo que me llevó durante algunos años a buscar mucha información sobre la existencia de un creador. Las respuestas no llegaron rápidamente y también tuve que humillarme en el espíritu con la esperanza de recibir una respuesta del Creador (Yahweh). Y aunque las respuestas no fueron tan rápidas como desearía, ni tan claras, con el tiempo pude comprender que Él me estaba guiando poco a poco.

En medio de este proceso y de entender que la vida tiene un propósito mayor que el de simplemente disfrutar de las cosas que nos ofrece la vida, comencé a sumergirme en las Escrituras, lo que con el paso del tiempo, trajo a mi matrimonio problemas de prioridades. Yo entendía que lo que Yahweh quería de nosotros tenía que ser lo prioritario pero mi esposa no pensaba igual, por lo que pasado el tiempo tomó la decisión de divorciarse, lo que lamento profundamente con la esperanza de que Yahweh le de a ella el entendimiento para conocerle verdaderamente.

A pesar de esta etapa tan dura, entendí que Yahweh tiene propósitos mucho mayores que nuestros deseos personales, y que así como muchos de los patriarcas que pasaron por situaciones muy complejas y difíciles, yo no debería quejarme de mi situación, sino que debía cada día aferrarme más a Yahweh, buscando Su voluntad para honrarle y darle toda la gloria por mantenerme de pie.

En el proceso de mi búsqueda de la verdad de nuestro Creador, hubo un tiempo que me detuve en lo que pensé que era la fe correcta. Pero a medida que pasaba el tiempo, comencé a notar que incluso cuando estaba seguro de mi experiencia con Yahweh, no estaba seguro de entender Su Voluntad y propósito.

A medida que meditaba en como entendía el evangelio y la fe, cada vez más, sentía que no eran del todo coherentes. Entonces en un momento de mi vida tomé la decisión de no seguir congregándome donde inicialmente pensaba que era un buen lugar para tener hermandad, a pesar de que las Escrituras nos dicen que no dejemos de congregarnos. Pero como podría seguir teniendo comunión con las personas de esta iglesia si mis pensamientos y mi entendimiento eran opuestos a las enseñanzas que escuchaba en ese lugar.

Después de dejar de frecuentar la iglesia protestante a la cual asistía, dedicaba mucho tiempo al trabajo, con el propósito de mejorar mi economía y al mismo tiempo era como un refugio para no pensar en mi situación y en mis sentimientos y emociones. Hasta que en un punto de inflexión le pedí a Yahweh sin aun conocer Su nombre que me guiará a la verdad de Su Palabra, y aun cuando soy consciente de no entenderla a la perfección, El Padre me permitió entender plenamente que Sus Mandamientos y Su Torá siguen vigentes, porque la gracia y la misericordia no son algo exclusivo del “nuevo testamento” sino que en el “antiguo testamento” las encontramos constantemente y que el propio Yeshúa lo vemos simbolizado, por lo que todos los patriarcas y profetas también han sido salvos por la gracia y misericordia colocando su fe en el Mesías que había de venir. Y entre las oraciones y mi búsqueda personal fue que conocí a Israel Nazareno. Y aunque somos seres aun imperfectos con la necesidad de la misericordia de Yahweh, la vida parece finalmente empezar a tener sentido. Confiando en que pronto estaremos con nuestro Padre Celestial y Su hijo nuestro Mesías.

Espero que Yahweh también te llame a servirle porque es lo mejor que le puede pasar a cualquier persona en el mundo.

Yahweh te bendiga.

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