Mi nombre es Herta Vidal.

Nací en Valdivia, Chile, en una familia católica poco practicante. Mi primer encuentro con la Palabra de Yahweh fue en clases de catequesis en una parroquia local donde me enseñaban sobre la biblia, la salvación de Jesús y la importancia de creer y dar culto a los “santos” (virgen María, del Carmen, etc.), sin embargo, lo que más recuerdo de ese período fue mi necesidad de poner en práctica todo lo aprendido en cada clase aun cuando los demás niños no les parecía importarles. No entendía por qué no les importaba a los demás pero para mí era fundamental practicar todo lo aprendido como ser generosos, nunca responder mal por mal, ayudar al prójimo, ser obediente con los padres, no mentir, no robar, etc. Finalmente, nunca llegué a final estos estudios o hacer la “primera comunión” ya que mis padres no me volvieron a llevar a las clases por razones que desconozco.

Al crecer fui olvidando todas estas enseñanzas y llegando a la adolescencia, influenciada por las malas “amistades”, comencé a alejarme cada vez más del Padre, al punto de no solo renegar Su existencia sino de involucrarme con música y movimientos sociales que ofendían directamente a Yahweh de todas las maneras posibles. Básicamente, estaba en el equipo de Satanás totalmente. Fue entonces cuando una compañera de secundaria se acercó a mí, y luego de entablar una relativa amistad, me habló de “Jesús” (Yeshúa) de una manera tal que todas mis entrañas fueron conmovidas, me sentía deshecha por dentro por completo. Fue entonces cuando me entregó una carta con una oración que debía hacer cuando estuviera segura para aceptar a Yeshúa en mi corazón y dejarlo dirigir mi vida. Y allí es cuando comenzó mi lucha espiritual, una lucha muy fuerte, eran como 2 voces gritando en mi cabeza constantemente: ¡Dios no existe! ¡Dios sí existe y te ama! Hasta que finalmente, después de unos meses, decidí dejar atrás todo lo que me rodeaba, toda la oscuridad, todo lo que ensuciaba el nombre de Yahweh y comencé a acercarme a la luz, nuevamente.

Comencé a congregarme en una iglesia cristiana evangélica en el año 2006, donde permanecí por 9 años hasta que, junto a mi esposo, fuimos llamados a la fe original en el año 2014. Fue entonces cuando nos dimos cuenta que la fe cristiana no era capaz de responder a todas nuestras dudas y que carecía del fundamento bíblico principal, la Torá.

Desde entonces estuvimos buscando una comunidad a la cual permanecer, siendo Israel Nazareno el único ministerio que compartía la verdad fundamental bíblica sin añadiduras o doctrinas ajenas a los mandamientos de Yahweh.

A partir del año 2015, nos unimos como familia a Israel Nazareno, colaborando al Reino de Yeshúa de distintas maneras, siendo mi principal desempeño como correctora y traductora al idioma español y colaboradora en la creación de material bíblico infantil.

Gracias doy a mi Padre Yahweh por Su misericordia y por traernos a Su verdad y darnos la oportunidad de colaborar en Su reino.

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