¡Purificados por el fuego!
Mishlé (Proverbios) 26:20-21
20 Sin leña se apaga el fuego, y donde no hay chismoso, cesa la contienda.
21 Como el carbón para las brasas, y la leña para el fuego; es el hombre rencilloso para encender contienda.
El fuego es un elemento con unas propiedades muy importantes. Es un elemento que puede ser destructivo en muchos casos, y al mismo tiempo ilumina y proporciona calor. Además de ser utilizado para cocinar. Pero una de las propiedades que tiene, (que en general es la que menos se piensa en lo cotidiano), es que sirve para purificar.
Y es que la misma característica de ser destructivo, sirve para eliminar todo aquello que es impuro, cuando se trata de cosas que tienen propiedades resistentes al fuego, como lo es el oro. Siendo el oro usado como ejemplo de la resistencia que debe tener nuestra fe.
Y teniendo en cuenta que, el fuego tiene cualidades tanto positivas como negativas, vamos a presentar el estudio de hoy, enfocados en el fuego del altar que debía estar continuamente encendido.
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En esta porción encontramos (al igual que en otras porciones) más mandamientos dados por Yahweh sobre los sacrificios, y además se explica el proceso que deberían pasar Aarón y sus hijos para ser consagrados para el sacerdocio. Y para nuestro estudio vamos a enfocarnos en el capítulo 6, donde encontramos algunos mandamientos relacionados con el fuego.
Y quiero comenzar leyendo los versos 8 y 9.
Vayicrá (Levítico) 6:8-9
8 Habló aún Yahweh a Moshé, diciendo:
9 Ordena a Aarón y a sus hijos, y diles: Esta es la Torá del holocausto: el holocausto estará sobre el fuego encendido sobre el altar toda la noche, hasta la mañana; el fuego del altar arderá en él.
Luego a seguir, en los versos 10 y 11 se nos dice que el sacerdote debería usar vestiduras de lino para el servicio, y al finalizar el servicio debería cambiarse las vestiduras para sacar las cenizas fuera del campamento.
Y en los versos 12 y 13 encontramos los versos más significativos para este estudio.
Vayicrá (Levítico) 6:12-13
12 Y el fuego encendido sobre el altar no se apagará, sino que el sacerdote pondrá en él leña cada mañana, y acomodará el holocausto sobre él, y quemará sobre él las grosuras de los sacrificios de paz.
13 El fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará.
Fijémonos que el pasaje dice que el fuego no debía apagarse y que era responsabilidad del sacerdocio poner leña cada mañana.
Teniendo esto en cuenta me parece importante resaltar la necesidad de la leña para mantener el fuego encendido. Y si contrastamos esto con algunas de las parábolas dichas por nuestro Mesías, podemos notar cierta conexión. Yeshúa, en una de Sus parábolas explica como el ser humano puede ser comparado con los árboles, según el tipo de fruto que produce.
Matityahu (Mateo) 7:17-19
17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.
18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.
19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado [leña] y echado en el fuego.
Con esto en mente, puedo pensar que todo buen árbol; es decir, todo aquel que da buenos frutos, (en algunos casos) tiene la necesidad de ser podado, y parte de sus ramas se convierten en leña para el altar.
Y si el árbol no es podado, tiene muchas probabilidades de enfermarse y ocasionar que todo el árbol termine siendo leña para el altar.
Y esto es muy importante tenerlo en cuenta, porque de una o de otra manera todos terminamos colaborando con el fuego del altar.
Sea proporcionando leña con aquello que no nos sirve para dar buenos frutos (similar a la leña proveniente de la poda o de ramas secas); O proporcionando leña con nuestra muerte, al igual que un árbol que ya no es capaz de dar frutos y es talado.
Y es que el fuego que está preparado para la condenación eterna será avivado no solo con árboles que dan malos frutos, sino con todo árbol que “no” da buenos frutos. Y esto lo sabía bien Yojanán HaMatbil, (más conocido como Juan el Bautista) que en el primer siglo declaró a una multitud lo siguiente:
Matityahu (Mateo) 3:10
10 Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que NO da buen fruto es cortado y echado en el fuego.
Con todo esto, podemos notar la importancia del fuego en nuestra vida, principalmente con relación a nuestros frutos y nuestra salvación. Y como seres imperfectos y pecadores que somos, siempre tenemos ramas que necesitamos podar en nuestras vidas que pueden contaminar nuestros frutos.
Así que debemos continuamente colocar esas ramas, (que representan los malos deseos, y los malos frutos) en el fuego del altar, y purificarnos de toda impureza de la misma manera que el oro es purificado.
Porque en caso contrario, si nos resistimos en colocar en el altar, esta “leña” o “ramas secas” que representan nuestros deseos personales y que no producen ningún fruto para Yahweh y Su Reino, (manteniéndola en nuestro poder) esta “leña” pueda contraer plagas que contaminen todo nuestro corazón, convirtiéndonos en árboles secos que en su totalidad solo servirán para leña.
Y es que, si no producimos buenos frutos, nuestro destino es el lago de fuego y azufre.
Como podemos ver en apocalipsis 21:
Hitgalut (Apocalipsis) 21:7-8
7 El que venciere [buen árbol] heredará todas las cosas, y Yo seré su Elohim, y él será Mi hijo.
8 Pero [el árbol malo] los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras [falsos adoradores] y todos los mentirosos [malos frutos] tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda [muerte eterna].
Algunas veces he podido escuchar que, algunas personas utilizan el simbolismo del fuego para representar al Espíritu Santo; sin embargo, considero que es muy mal interpretado en la mayoría de las ocasiones.
A veces parece que las personas piensan que el Espíritu santo es como una energía que nos da poder, y que puede convertirnos en superhéroes, o cuanto menos en seres con poder, que pueden destruir el pecado (o algo parecido)
O como si Yahweh nos transfiriera parte de Su poder.
Y parecen pensar que, si somos bautizados con el Espíritu Santo, nos convertimos en una especie diferente; donde parece que somos inmunes a la tentación y a los ataques de las tinieblas; algo parecido a la beatificación de los santos católicos, donde les atribuyen a ciertos hombres y mujeres que están muertos, poderes que son usados por ángeles o demonios.
Y esto parece estar basado en algunos pasajes, entre los que se encuentra lo dicho por “Yojanán HaMatbil” (nuevamente), y es justo lo que encontramos en los versos siguientes al mencionado anteriormente en Matityaju 3
Matityahu (Mateo) 3:11-12
11 Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
12 Su aventador está en Su mano, y limpiará Su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.
Aquí vemos que Yojanán menciona que el bautizo hecho por Yeshúa sería en Espíritu Santo y fuego. Pero ¿Significa que el fuego es una cualidad dada al hombre por medio del bautizo? o ¿Será que el fuego mencionado aquí representa al Espíritu Santo?
En el pasaje vemos que los bautizados recibirían tanto el Espíritu Santo como el fuego, y no que uno representa al otro.
Cuando analizamos el verso 12, vemos nuevamente la relación del fuego con la pureza, ya que el pasaje menciona que Yeshúa “limpiará” Su era lo que nuevamente es una analogía al fuego eterno, donde se consumirá todo el pecado.
Por eso, Yojanán bautizaba en agua, lo que representa la limpieza de nuestra cuerpo, y por lo tanto nuestras obras, y el fuego representa la limpieza de nuestro espíritu o de nuestro corazón.
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Otro pasaje que algunos podrían usar para representar al Espíritu Santo con fuego, (como si de un gran poder se tratase) es el pasaje de hechos 2 que nos dice lo siguiente:
Maasei (Hechos) 2:3-4
3 Y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego [un rayo], asentándose sobre cada uno de ellos.
4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
En este pasaje la palabra fuego, proviene de la palabra griega púr “πῦρ” que se relaciona con un rayo, o un relámpago, lo que nos da a entender lo rápido que fueron repartidas las lenguas.
Y no se ve una relación directa, en la que el Espíritu Santo sea representado por el fuego.
Por otra parte, algunas personas también podrían citar el encuentro de Moshé con la Zarza Ardiente; sin embargo, en esta situación podemos notar que, el fuego en la zarza fue una manifestación visible de Yahweh, y no como el Espíritu de Elohim que se comunica con el espíritu del hombre.
Existen más pasajes que muchos podrían citar para decir que el fuego representa al Espíritu Santo, y puede que en algún caso hago sentido. Sin embargo, en la mayoría de estos pasajes el fuego indica una manifestación visible de Yahweh – y aclaro – no estoy diciendo que Yahweh haya mostrado Su rostro.
Porque muchos podrían decir que a Yahweh nadie le ha visto, lo que es cierto, pero cuando nos referimos a la plenitud de Su gloría; porque en ocasiones se ha manifestado como en el caso de Moshé, por medio de la Zarza ardiente.
Con todo lo mencionado hasta el momento, podemos notar que el fuego es un elemento usado por Yahweh para destruir todo aquello que está relacionado con el pecado, y en consecuencia purifica a los escogidos.
Sin embargo, también podemos reconocer (como mencioné al inicio de esta presentación) que el fuego, es un elemento que también tiene características que podemos usar para nuestro sustento, proporcionándonos calor y luz, además de servir para cocinar.
En la actualidad esto no se hace tan evidente debido al uso de la electricidad, lo que puede hacer que no valoremos el fuego de la misma manera que lo hacían en la antigüedad;
Tanto por los beneficios como por el peligro que podría generarle a las personas.
Lo que a pesar de las comodidades que tenemos en nuestros días, es una posible limitante para entender de una manera más real, el valor del fuego.
Recordemos que Yahweh también se manifestó al pueblo de Israel en el desierto a través de una columna de fuego que les iluminaba y les calentaba durante las noches.
Debemos reconocer que necesitamos mantener el altar encendido, para que todo lo malo que hay en nosotros, (todo aquello que no da buenos frutos) colocarlo en el altar para ser quemado;
Similar a lo que dijo Yeshúa en Matityahu 18.
Matityahu (Mateo) 18:8-9
8 Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti; mejor te es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado en el fuego eterno.
9 Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; mejor te es entrar con un solo ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego.
Hermanos. Esto no es un juego. Estamos hablando de que necesitamos producir buenos frutos.
Aun cuando la salvación es por gracia, las Escrituras nos dicen lo siguiente:
Ivrim (Hebreos) 12:14
14 Procuren vivir en paz con todos, y en santidad, sin la cual nadie verá a Elohim.
No debemos tomar a la ligera lo que Yeshúa dijo, debemos ponernos a trabajar procurando hacer buenos frutos, según Yahweh nos dirija por medio de Su palabra y de Su Espíritu y no según lo que parece mejor a nuestros ojos, o lo que nos parece más emocionante o romántico.
El trabajar para Yahweh es algo que puede ser muy emocionante en ciertas ocasiones, pero en muchas otras no lo es.
Yahweh está esperando que le sirvamos aun cuando no sintamos nada de especial, porque nuestra fe no debe estar basada en las emociones, si así fuera muchos de los personajes de las Escrituras hubieran desistido.
Abraham sin hijos hasta una edad avanzada. Israel engañado por su tío durante 20 años. Yosef, rechazado por sus hermanos y vendido como esclavo, y por si fuera poco también estuvo preso por ser acusado falsamente. Moshé fugitivo y luego líder de un pueblo que le era molesto; y así tantos otros, como la mayoría de los profetas que eran rechazados por el pueblo.
¿Que estas esperando para tomar en serio el llamado a formar parte del Reino de Elohim?
Si es verdad que tienes fe en Yeshúa, ¿que estas esperando para aplicarte las palabras de Gálatas 2:20?
Galatim (Gálatas) 2:20
20 Con el Mesías estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, pero vive el Mesías en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Elohim, el cual me amó y se entregó a Sí mismo por mí.
Muchos piensan y dicen que el Reino de los Cielos será restaurado con el regreso de Yeshúa, nuestro Mesías.
Y en eso estamos de acuerdo, pero ¿No dicen las Escrituras que todo el que acepta el sacrificio de Yeshúa forma parte de Su Cuerpo? y ¿Gálatas 2:20 no nos enseña que Yeshúa debe vivir dentro de nosotros?
Entonces por qué no entendemos que somos parte de Su cuerpo. Somos Sus siervos y Sus obreros. También somos Sus manos, Sus pies, Su boca.
Por eso debemos estar haciendo Su obra en Su ausencia, preparándonos para Su regreso. Como las novias prudentes y como un siervo bueno y fiel.
Si hermanos. La salvación es por gracia, pero no es incondicional. Debemos ser probados por el fuego, quemando todo lo impuro que tenemos, porque lo verdadero, lo puro, y lo santo no es destruido por el fuego, sino lo que es falso, lo impuro y lo profano, eso es lo que el fuego destruye.
Necesitamos purificar nuestros corazones, con oración, con ayuno, con alabanza y con obras que pongan a prueba nuestra fe para producir buenos frutos para el Reino de nuestro Salvador.
Shabat Shalom.
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Recuerda La mies es mucha y los obreros pocos, apóyanos.
Parashá Infatil aquí
