Parashá Devarim 2024 – ¡Entre Egipto y Canaán!
Matityahu (Mateo) 10:34-36
34 No piensen que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada.
35 Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra;
36 y los enemigos del hombre serán los de su casa.
En general, la mayoría de los creyentes pueden entender que el mensaje central de las Escrituras es un mensaje del Amor que Elohim tiene por Su pueblo.
Por esta razón, uno de los versos más conocidos es el que dice que, de tal manera amó Elohim al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, pero tenga vida eterna.
Sin embargo, lo que muchos no toman en cuenta, es que Yeshúa dijo que, Él no vino a traer paz sino espada.
Y necesitamos comprender como esto se relaciona con el amor que Yeshúa tienen por Su pueblo, por el cual Él se sacrificó.
Y con la mirada puesta en el amor y en la guerra vamos a comenzar nuestro estudio…
Shabat Shalom y bienvenidos a este nuevo estudio donde veremos la porción de la Torá que encontramos en Devarim (o Deuteronomio) 1:1-3:2, conocida como parashá Devarim [דְּבָרִים]
Devarim es un término hebreo que suele traducirse como “palabra” aunque también pudiera ser traducido como historia, información, mensaje, y hasta promesa, entre otros.
H1697 דָּבָר dabár
de H1696; palabra; o cosa; acta, acuerdo, acusación, asunto, crónica, decreto, dicho, discurso, hablar, historia, información, mandamiento, mensaje, negocio, noticia, pensamiento, petición, porción, precepto, pregunta, proceder, promesa, sentencia, tarea.
Siendo el significado de “promesa” el más notorio, en el texto que se encuentra desde el verso 6 al verso 8.
Vamos a comprobarlo:
Devarim (Deuteronomio) 1:6-8
6 Yahweh nuestro Elohim nos habló en Horeb, diciendo: Habéis estado bastante tiempo en este monte.
7 Volveos e id al monte del amorreo y a todas sus comarcas, en el Arabá, en el monte, en los valles, en el Neguev, y junto a la costa del mar, a la tierra del cananeo, y al Líbano, hasta el gran río, el río Éufrates.
8 Mirad, Yo [Yahweh] os he entregado la tierra; entrad y poseed la tierra que Yahweh juró a vuestros padres Abraham, Isaac y Yaacob, que les daría a ellos y a su descendencia después de ellos.
Como pudimos notar en el pasaje anterior, (más específicamente en el verso 8) Yahweh dijo al pueblo (por medio de Moshé) que les había entregado la tierra que había jurado a Abraham, Isaac y Yaacob.
Y algo a tener en cuenta, es que las palabras de Yahweh fueron como una declaración de garantía aun no realizada, ya que en el momento que esto sucedió, el pueblo aún no había entrado a Canaán.
Además de esto, (en el resto de la parashá) encontramos información de algunas situaciones que sucedieron en el desierto; Es decir, durante el trayecto de Israel entre Egipto y Canaán. (Después de ser librados de la esclavitud y antes de la conquista de la tierra prometida).
En esta porción, (en realidad) solo se mencionan algunas de tantas situaciones que sucedieron en el desierto, como:
– El nombramiento de jefes o jueces por parte de Moshé.
– El escoger a doce espías para reconocer la tierra de Canaán.
– La desaprobación y castigo de Yahweh a aquellos que murmuraron con relación a conquistar Canaán.
– Y algunos mandamientos de Yahweh sobre contra quién, Israel debería hacer guerra y contra quien no.
Además, se recuerda que el territorio conquistado al oriente del Jordán sería para la tribu de Rubén y para la tribu de Gad, además de media tribu de Manasés.
Algo que quiero comentar en este punto, es la importancia de reconocer una gran diferencia entre Egipto y Canaán; y no me estoy refiriendo a los territorios en sí. Me estoy refiriendo a como acontecieron los eventos; tanto para salir de Egipto, como para entrar en Canaán.
La mayor diferencia en los acontecimientos entre Egipto y Canaán, (después de reconocer que Egipto representa la Esclavitud y Canaán la conquista) es la intervención divina y la participación del pueblo en cada caso.
En el caso de la salida de Egipto, debemos recordar que fue precedido de 10 plagas con las que Yahweh castigo a Egipto, sin que Israel tuviera que intervenir.
En realidad, el Faraón expulsó a Israel de Egipto, exclusivamente por la mano de Yahweh, como nos revela Devarim 7:7-8
Devarim (Deuteronomio) 7:7-8
7 No por ser vosotros [Israel] más que todos los pueblos os ha querido Yahweh y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos;
8 sino por cuanto Yahweh os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado Yahweh con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de Faraón rey de Egipto.
Lo que, si tuvo que hacer Israel, fue demostrar su fe, realizando el sacrificio de un cordero -como lo indicó Yahweh – lo que representa la fe en Yeshúa.
Siendo esto una representación de la libertad del pecado que nos trajo el Mesías con Su sacrificio, como nos dice Romanos 8
Romim (Romanos) 8:1-2
1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en el Mesías Yeshúa, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
2 Porque la ley del Espíritu de vida en el Mesías Yeshúa me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
Cuando leemos el evangelio de Yojanán 3, podemos ver que Yeshúa enseñó que, no se puede ver el Reino de Elohim sin haber nacido de nuevo.
Yojanán (Juan) 3:3
3 Respondió Yeshúa y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Elohim.
Y dos versos después podemos comprobar que, este nuevo nacimiento debe ser en el espíritu.
Yojanán (Juan) 3:5
5 Respondió Yeshúa: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Elohim.
Esto es una muestra de que, para ver el Reino de Elohim, primero debemos nacer de nuevo, lo que claramente está fuera de nuestro control; esto solo puede suceder por medio del Espíritu Apartado, sin que nosotros podamos hacer nada para esto, solo dejar que el Espíritu obre en nosotros.
Es decir, la liberación de Israel – de la Esclavitud – fue Gracias a Yahweh sin intervención humana, así como lo es el nuevo nacimiento en el Espíritu, y la liberación de la esclavitud del pecado de todos aquellos que han aceptado a Yeshúa como su redentor.
Básicamente la esclavitud en Egipto es similar a la ceguera espiritual con la que todos nacemos, sin que tengamos ningún poder para recobrar la vista. Solo la fe en Yeshúa puede sanarnos de esa ceguera, de la misma forma como solo Yeshúa devolvió la vista a diferentes ciegos en el primer siglo.
Miremos un ejemplo en Marcos 8
Marcos 8:22-25
22 Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase.
23 Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo.
24 Él, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan.
25 Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos.
Además de esto, tenemos un verso en Isaías que nos revela un profecía en este sentido.
Yeshayahu (Isaías) 35:5
5 Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán.
Básicamente podemos comparar a aquellos que no han nacido de nuevo, con los ciego de nacimiento; a los cuales no se les puede explicar lo que son los colores. Podríamos hacer que los relacionen con alguna textura o forma, pero sin vista no podrán entender plenamente lo que son los colores.
Otro ejemplo que me parece útil, para reflexionar sobre esto, es la idea de una alegoría, conocida por muchos como la Alegoría de la Caverna. Está alegoría consiste en pensar en algunas personas que, han pasado todo su vida dentro de una caverna, en la cual no tienen acceso directo a la luz del día; sino que lo único que pueden ver es una pared donde se reflejan sombras generadas como resultado de la luz solar que entra de manera indirecta en la caverna. Esto hace que las personas que están dentro de la caverna puedan ver algunas imágenes que son generadas por objetos o seres reales, pero formando una imagen diferente en la pared.
Por otra parte, con relación a la conquista de Canaán, debemos reconocer que también sucedió por la intervención de Yahweh, con la diferencia de que, en este caso, el pueblo debía participar. Lo que quiero decir con esto es que, Yahweh es el que da la victoria, pero en este caso, dependía de la obediencia del pueblo en participar de la guerra.
Miremos, por ejemplo, lo que nos dice en el capítulo 1 del libro de Josué:
Yejoshúa (Josué) 1:3-5
3 Yo [Yahweh] les he entregado, como lo había dicho a Moshé, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie.
4 Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Éufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio.
5 Nadie te podrá hacer frente [a Josué] en todos los días de tu vida; como estuve con Moshé, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.
El texto nos dice que, nadie podría hacer frente a Josué, y es muy claro entender que solo menciona a Josué por ser el líder designado por Yahweh, el cual representaba a Israel.
Con esto, podemos comprobar (como mencioné antes) que la diferencia entre Egipto y Canaán es la participación del pueblo; siendo necesario únicamente (en el caso de Egipto) que, el pueblo tuviera fe, mediante el sacrificio del cordero; y en el caso de Canaán, también fue necesario que, el pueblo tuviera fe, pero participando activamente en la guerra.
Lo cual nos indica que, la libertad del pecado, y el recibir la dádiva de salvación no depende de nosotros, pero con relación al mantener nuestra santidad y de cuidar del precioso regalo de la salvación somos coparticipes, donde necesitamos estar activos en la guerra espiritual.
La guerra que nos describe Shaúl en Efesios 6
Efesim (Efesios) 6:11-12
11 Vestíos de toda la armadura de Elohim, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Cuando pensamos en el evangelio, por lo general solemos recordar que contiene un mensaje de amor de Yahweh por la humanidad, lo cual es el mensaje principal; pero a veces las personas le quitan la importancia a las enseñanzas relacionadas con la guerra que debemos luchar que, como vimos antes no es contra sangre y carne, sino una guerra espiritual.
Y algo que sucede en muchos casos, es que hay personas que no entienden la necesidad de establecer orden y disciplina.
Para entender el amor, podemos leer 1 de corintios 13 que nos menciona varias características del amor.
Corintim Alef (1 Corintios) 13:4-7
4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
6 no se goza de la injusticia, pero se goza de la verdad.
7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
Con este pasaje podemos entender mejor lo que es el amor; sin embargo, me parece importante matizar algunos puntos; por ejemplo, el pasaje anterior dice que el amor todo lo cree, y esto puede llevar a la idea que debemos creer todo lo que nos digan.
Pero sabemos que hay personas que mienten; por ejemplo, los falsos profetas, a los que no debemos creerles; por lo tanto, debemos entender que las características anteriores deben ser analizadas con el contexto o el enfoque correcto.
Las Escrituras nos revelan que Elohim es amor, por lo que Él tiene estas características, y en especial quiero resaltar la que dice que, no se goza de la injusticia; y la que dice que, no busca lo suyo.
Y pensando que, las Escrituras nos dicen también que, sin santidad nadie verá a Elohim, podemos entender que debemos vivir en santidad sin buscar un privilegio para nosotros o cualquier otra persona.
El pasaje anterior también nos dice que el amor, no guarda rencor y que todo lo soporta, y esto me recuerda que debemos ser misericordiosos y perdonar las ofensas a los demás; pero para saber cómo aplicarlo, me parece importante ver lo que dijo el Mesías en Lucas 17.
Lucas 17:3-4
3 Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale.
4 Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale.
Necesitamos comprender que para perdonar o ser perdonados es necesario “el arrepentimiento”, lo que significa dejar el pecado y vivir conforme la Torá.
Recordemos también lo que Shaúl mencionó en 1 Corintios 5, sobre una persona que practica el pecado.
Corintim Alef (1 Corintios) 5:5
5 tal persona sea entregado a Satanás para destrucción de su carne, a fin de que su espíritu sea salvo en el día del Yeshúa el Mesías.
Yeshúa también nos enseñó a amar a nuestros enemigos, pero esto no quiere decir que, debamos tener comunión con ellos; más bien, debemos ser ejemplo, pero cuidando nuestra santidad y convivencia con aquellos que viven en santidad.
Con esto en mente me parece oportuno analizar el comportamiento de un persona que nos dio un gran ejemplo de amor y misericordia. Me estoy refiriendo al rey David, que aun siendo un gran guerrero que dio muerte a muchos enemigos de Israel, fue un hombre que actuaba con misericordia.
Y lo más notorio fue su actitud hacia el rey Shaúl, siendo que Shaúl quería matarle, pero David no tomó venganza aun teniendo la oportunidad. Y esto podemos comprobarlo en 1 Samuel 24
Shemuel Alef (1 Samuel) 24:9-10
9 Y dijo David a Saúl: ¿Por qué oyes las palabras de los que dicen: Mira que David procura tu mal?
10 He aquí han visto hoy tus ojos cómo Yahweh te ha puesto hoy en mis manos en la cueva; y me dijeron que te matase, pero te perdoné, porque dije: No extenderé mi mano contra mi señor, porque es el ungido de Yahweh.
Además de esto, tenemos otro ejemplo (también de David) con relación a un hombre llamado Simei. Esto vamos a comprobarlo mirando 2 pasajes, el primero está 2 Samuel 16 y el otro en 2 Samuel 19.
Miremos el primero de los pasajes:
Shemuel Bet (2 Samuel) 16:5-6
5 Y vino el rey David hasta Bahurim; y he aquí salía uno de la familia de la casa de Shaúl, el cual se llamaba Simei hijo de Gera; y salía maldiciendo,
6 y arrojando piedras contra David, y contra todos los siervos del rey David; y todo el pueblo y todos los hombres valientes estaban a su derecha y a su izquierda.
Aquí vemos que Simei deseaba y procuraba el mal de David. Sin embargo, algún tiempo después, podemos ver lo que sucedió en el siguiente pasaje:
Shemuel Bet (2 Samuel) 19:18-20
18 … Entonces Simei hijo de Gera se postró delante del rey cuando él hubo pasado el Jordán,
19 y dijo al rey: No me culpe mi señor de iniquidad, ni tengas memoria de los males que tu siervo hizo el día en que mi señor el rey salió de Jerusalén; no los guarde el rey en su corazón.
20 Porque yo tu siervo reconozco haber pecado, y he venido hoy el primero de toda la casa de José, para descender a recibir a mi señor el rey.Shemuel Bet (2 Samuel) 19:23
23 Y dijo el rey a Simei: No morirás. Y el rey se lo juró.
Con esto, vemos que David perdonó a Simei, siendo que Simei se había arrepentido.
Muchos ven a David como un gran ejemplo de valentía, lamentablemente la mayoría se enfoca más en las bendiciones que obtuvo por ello que en la obediencia y la santidad.
Lo que estoy queriendo decir con esto, es que la misericordia debe estar siempre presente, pero también debemos hacer énfasis en la santidad, no cayendo en la idea de que debemos perdonar a todos sin condición. Esto solo trasmite la idea de que las personas pueden pecar sin ninguna consecuencia porque al fin de cuentas serán perdonados.
Por otra parte, debemos recordar lo que dijo Yeshúa en Mateo 26
Matityahu (Mateo) 26:52
52 … todos los que usen espada, a espada perecerán.
Esto nos revela que no debemos guardar rencor, ni desear ni la muerte de nadie. Pero no quiere decir que no seamos firmes contra los pecadores, apartándolos de nuestras relaciones sanas.
Ahora, (pensando nuevamente en la conquista de Canaán y en la coparticipación del pueblo en la guerra) pienso que es importante que entendamos que los que hemos nacido de nuevo; es decir, aquellos que simbólicamente hemos salido de Egipto y nos encontramos en el desierto, necesitamos tomar acción y unirnos en esta guerra espiritual.
Tengamos presente que vendrán tiempos difíciles antes del regreso de Yeshúa, como nos revela Marcos 13
Marcos 13:24-26
24 Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor,
25 y las estrellas caerán del cielo, y las potencias que están en los cielos serán conmovidas.
26 Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria.
Mucho se ha hablado del fin de este mundo; y está sucediendo como la historia de “Pedro y el lobo” donde un pastorcito llamado Pedro engaña a las personas repetidas veces con que un lobo se acerca, hasta que las personas terminan por notar que miente todo el tiempo; y en el momento que el lobo viene de verdad, las personas no lo creen.
Por esta razón Yeshúa también dijo lo siguiente:
Matityahu (Mateo) 24:38-39
38 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca,
39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.
Teniendo el enfoque puesto en el regreso de nuestro Mesías, también es oportuno ver otro mensaje que encontramos en Marcos 13, donde Yeshúa nos dice lo siguiente:
Marcos 13:33-36
33 Miren, velen y oren; porque no saben cuándo será el tiempo.
34 Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase.
35 Velen, pues, porque no saben cuándo vendrá el amo de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana;
36 para que cuando venga de repente, no los halle durmiendo.
Hermanos, con la analogía que vimos en el pasaje anterior, podemos notar que, se hace referencia a que se dio autoridad a los siervos teniendo cada uno su obra, algo similar a la parábola de las minas; donde cada uno de nosotros tenemos trabajo que hacer para el reino.
Para algunos el llamado es para servir de forma integral en la gran comisión y para otros colaborando de la manera que Yahweh les permita. Siempre teniendo en cuenta que un reino dividido no prevalece. Y en Israel Nazareno trabajamos para establecernos como un pueblo unido sobre el fundamento de apóstoles y profetas del ministerio quíntuple.
La mies es mucha y los obreros pocos, y cada día que pasa las cosas en el mundo no mejoran, por lo que necesitamos tomarnos en serio el servicio a Yahweh y Su hijo, buscando vivir en obediencia y unión, para que con la ayuda de Yahweh podamos soportar los malos días que vendrán al mundo en consecuencia del egoísmo y la maldad que existen en el mundo.
Shabat Shalom.
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Recuerda La mies es mucha y los obreros pocos, apóyanos.
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