Liderando a Través del Servicio

Shaúl nos dice que Yeshúa no regresará hasta que primero venga la apostasía, y se revele el hombre de pecado.

Thessaloniquim Bet (2 Tesalonicenses) 2: 3-4
3 Que nadie te engañe por ningún medio; porque no vendrá a menos que primero venga la apostasía, y se revele el hombre de pecado, el hijo de perdición,
4 que se opone y se exalta a sí mismo por encima de todo lo que se llama Elohim o todo lo que es objeto de adoración, de modo que se sienta como Elohim en el templo de Elohim, mostrándose a sí mismo como si fuera Elohim.

Como vimos en Israel Nazareno,  este hombre de pecado es el Papa (o el papado), porque el papado enseña en contra de la ley (Torá), y tal anarquía es precisamente pecado (es decir, sin Torá). (Para más detalles, vea Israel Nazareno).

Yojanán Alef (1 Juan) 3: 4
4 Todo aquel que comete pecado infringe la ley, porque el pecado es la infracción de la ley.

Vimos esta apostasía (gran caída) en el último capítulo. Cuando el orden Melquisedeciano se movió fuera de la tierra de Israel, los gentiles no entendieron la necesidad de la Torá [para la fe]. Esto significó que las variaciones Cristianas sin-Torá de la fe crecieron más rápido que la fe Israelita Nazarena obediente a la Torá, que dio como resultado la fragmentación de la fe. Luego vino el surgimiento del orden Católico Romano-Babilónico (como lo profetizó Daniel), y el cuerpo se unió (correctamente) a nivel mundial, pero se unió incorrectamente (por la fuerza). Esta unidad forzada se perdió más tarde en la Reforma Protestante. Luego, una vez rota la unidad, esta se rompió una y otra vez más, dando como resultado el surgimiento de muchas nuevas iglesias Cristianas, siguiendo las enseñanzas de Lutero, Calvino y varios reyes de las naciones Cristianas. Con el tiempo, los Protestantes se acostumbraron tanto a la idea de que existiera más de un cuerpo del Mesías que llegaron a sentirse cómodos con el concepto de iglesias independientes con ministros independientes. Hoy tenemos el movimiento de las Iglesias Hogareñas (incluidos sus primos de las Raíces Hebreas) en el cual las personas (correctamente) estudian la palabra por sí mismas, pero en ellas no existe un sacerdocio real, ni una unidad real, entre las distintas asambleas, sin embargo, estas personas imaginan que, de alguna manera, están “unidos en el Espíritu”. El mandato de Yeshúa de construirle un reino global literal está siendo casi ignorado, mientras que reina el espíritu general de comprar bendiciones, donde varios ministros (de ventas) se afanan en vender sus productos para obtener ganancias. Muchas personas quieren ver cuánto pueden aprender con lo poco que pueden dar, como si todo lo que Yeshúa deseara es que nos eduquemos a nosotros mismos mientras esperamos Su regreso. Este es un camino amplio y perezoso que lleva a la destrucción.

En el siguiente gráfico, cuando primero el Buen Pastor (Yeshúa) fue golpeado, Sus ovejas fueron dispersadas, y se convirtieron en Cristianos sin-Torá. Entonces sus ovejas comenzaron a seguir a un falso pastor (iglesia Babilónica-Romana). Luego, en la Reforma Protestante, también se hirió al falso Pastor Católico, y las ovejas se dispersaron nuevamente, por lo que, por esto el cuerpo está tan fragmentado hoy y la gente está tan dispersa.

Zajariah (Zacarías) 13:7
7 “Despierta, oh espada, contra Mi Pastor, contra el Hombre que es Mi Compañero”, dice Yahweh de los ejércitos. “Golpea al Pastor, y las ovejas serán dispersadas; Entonces volveré Mi mano contra los pequeños”.

Como vimos en el estudio Israel Nazareno,  la casa de Efraim es la novia, y ella es muy rebelde. Efraim tiene una larga historia de rebelión que se remonta a los días del rey Salomón. Sin embargo, en estos tiempos finales, los Efraimitas están siendo llevados a una crisis, y deben elegir. O ellos muestran frutos dignos de arrepentimiento y aprenden a caminar por la senda que verdaderamente caminó Yeshúa, o perecerán durante la tribulación.

Mattityahu (Mateo) 7: 13-14
13 “Entren por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y espacioso es el camino que conduce a la destrucción, y hay muchos que entran por ella.
14 Pero estrecha es la puerta y tribulación es el camino que lleva a la vida, y son pocos los que la encuentran”.

El camino de Yeshúa no es un agradable “Club de Bendiciones para mí”, donde muchos esperan ser bendecidos solo por estar ahí (porque de otra forma no volverán). Más bien, el camino de Yeshúa es donde los pocos que aman a Yeshúa más que a sus propias vidas se unen y buscan formas para poder construir el reino de Yeshúa. Esto significa que deben desarrollar un corazón para bendecir a otros [en vez de buscar bendiciones para sí mismos].

Maasei (Hechos) 20:35
35 Les he mostrado que, en todos los aspectos, al trabajar así, deben ayudar a los débiles. Y recuerden las palabras de Yahweh Yeshúa, que dijo: “Más bienaventurado es dar que recibir’”.

Amor significa dar más a la “Gran Comisión” de lo que tomamos. El amor significa que tratamos de bendecir a los demás más de lo que somos bendecidos. Sin embargo, como vimos en Apocalipsis y el Fin de los Tiempos, , la mayoría de los Efraimitas perecerán en la tribulación, porque aman sus propias vidas más de lo que aman a Yeshúa. Si no amamos a Yeshúa lo suficiente como para pasar de ser servidos a servir, o de solo consumir a dar, entonces no podremos regresar a la verdadera senda de Yeshúa.

En la Gran Comisión, Yeshúa dice que debemos enseñar a los discípulos a hacer todas las cosas que Él nos ordenó.

Mattityahu (Mateo) 28:20
20 “… enseñándoles a guardar todas las cosas que les he mandado; y he aquí, estoy siempre con ustedes, hasta el fin de los tiempos”. Amén.

No es suficiente creer, si a la vez no lo obedecemos, porque incluso los demonios creen que Yeshúa es el Mesías. Pero aun, cuando ellos tiemblan, no lo obedecen voluntariamente.

Yaakov (Santiago) 2:19
19 Crees que hay un Elohim. Bien haces. ¡Hasta los demonios creen, y tiemblan!

Para ser discípulos de Yeshúa, no solo debemos creer lo que dice Yeshúa, sino que también debemos hacerlo de buena gana. En la parábola de la casa construida sobre la roca, Yeshúa nos dice que solo los que obedecen Sus palabras permanecerán, mientras que aquellos que creen, pero no obedecen, tendrán una grande ruina.

Luqa (Lucas) 6: 46-49
46 “Más bien, ¿por qué me llaman ¡Adón, Adón! cuando no hacen las cosas que Yo les digo?
47 Cualquiera que viene a Mí, y oye Mis palabras y las hace, les mostraré a quién es semejante:
48 Él es como un hombre que al construir una casa, cavó profundamente y colocó los cimientos sobre la roca. Y cuando vino una inundación, la corriente golpeó con fuerza contra aquella casa, pero no pudo sacudirla, porque estaba fundada sobre la roca.
49 Pero el que oyó pero no obedeció, es como un hombre que sin fundamentos construyó una casa sobre la tierra, contra la cual la corriente golpeó con fuerza, y enseguida cayó. Y la ruina de esa casa fue grande”.

Lo que Yeshúa quiere es que todas las partes de Su cuerpo den su parte justa (lo mejor de sí mismos), para que Su cuerpo pueda crecer. Cuando todo Su pueblo sirve, el reino de Yeshúa puede ser construido en amor.

Efesim (Efesios) 4:16
16 de quien todo el cuerpo, bien ajustado y unido por lo que proporciona cada articulación, de acuerdo con el trabajo adecuado, por el cual cada parte hace su parte, causa el crecimiento del cuerpo para la edificación de sí mismo en amor.

Lo que muchos creyentes ignoran es que, a menos que estemos devolviendo con entusiasmo algo a Yeshúa, realmente no somos parte de Su cuerpo. Yeshúa compara a los que no contribuyen a Su reino con las ramas muertas y marchitas que se cortan de la Vid y son quemadas (en la tribulación).

Yojanán (Juan) 15: 6
6 “Si alguno no permanece en Mí, será echado afuera como una rama, y se secará; y las recogen y las arrojan al fuego, y son quemadas”.

Nuestros propios cuerpos no pueden sobrevivir si los órganos y las extremidades no le devuelven nada al cuerpo, y solo solo toman lo que necesitan. Tales cuerpos son enfermizos y débiles, y la única manera de salvar un cuerpo así es eliminar todas las partes muertas y sin vida antes de que se vuelvan gangrenosas. Sin embargo, si nuestro trabajo no es arrancar la cizaña (Mateo 13:29), o separar las ovejas de las cabras, entonces, ¿cómo puede la minoría de discípulos tener éxito en restablecer el orden Melquisedeciano cuando hay muchos más creyentes que discípulos?

Considera lo siguiente: Yeshúa tenía 12 discípulos que sirvieron a 4.000 y 5.000 creyentes. Estos creyentes pueden haber pensado que eran discípulos, porque creían en Yeshúa y querían aprender. Es posible que hayan pensado que estaban haciendo un gran sacrificio al tomarse el tiempo y el gasto para escuchar las enseñanzas de Yeshúa. Sin embargo, “no eran discípulos”, porque su objetivo no era servir a Yeshúa, o ayudarlo a construir Su reino. Ellos no vinieron buscando bendecir a Yeshúa, sino que solo se acercaron a Él para ser bendecidos por Él. Es decir, su enfoque aún era el ser servidos por el Rey, en lugar de servir al Rey. Todavía eran egoístas e interesados. Yeshúa dijo que la razón por la cual lo buscaban no era porque realmente creían en Él (después de haber visto las señales), sino porque fueron alimentados. Comieron de los panes y se llenaron. Ellos lograron conseguir algo.

Yojanán (Juan) 6: 26-29
26 Yeshúa les respondió y les dijo: “Con toda seguridad les digo que Me buscan, no porque vieron las señales, sino porque comieron de los panes y se llenaron.
27 No trabajen por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para vida eterna, que el Hijo del Hombre les dará, porque a este Elohim el Padre le ha puesto Su sello.
28 Entonces le preguntaron: “¿Qué haremos para realizar las obras de Elohim?”
29 Yeshúa respondió y les dijo: “Esta es la obra de Elohim, que ustedes crean en aquel que Él envió”.

En contexto, los creyentes de Juan 6 querían hacer de Yeshúa su rey terrenal, para que Él pudiera liderar un levantamiento contra los Romanos. Sin embargo, Yeshúa no estaba contento con esto, porque no se acercaron a Yeshúa para preguntarle cómo podrían servirle. En su lugar, querían que Yeshúa viniera a dirigir un plan de su propio diseño. Esto significaba que los creyentes no amaban verdaderamente a Yeshúa, porque no querían hacer lo que Él quería que hicieran. Por lo tanto, Él les hablaba en parábolas, de modo que mirando no vieran, y escuchando no oigan o entiendan, como sí lo hicieron los (obedientes) discípulos.

Mattityahu (Mateo) 13: 10-17
10 Y los discípulos se acercaron y le dijeron: “¿Por qué les hablas en parábolas?”
11 Respondió y les dijo: “Porque se les ha dado a ustedes conocer los misterios del reino de los cielos, pero a ellos no se les permitió.
12 Porque al que tiene, se le dará más, y tendrá en abundancia; pero a cualquiera que no tenga, incluso lo que tiene le será quitado.
13 Por este fin les hablo a ellos en parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.
14 Y en ellos se cumple la profecía de Yeshayahu (Isaías), que dice: oyendo oirán, y no entenderán, y mirando verán, pero no percibirán;
15 Porque los corazones de este pueblo se han endurecido, y sus oídos oyen pesadamente. Han cerrado sus ojos, para no ver con sus ojos y oír con sus oídos, para no entender en sus corazones y así arrepentirse, para que yo pueda sanarlos.
16 Pero bienaventurados son vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos porque oyen.
17 porque de cierto os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven, y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron.

Nota que en Juan 6:29 (arriba), Yeshúa ocultó el verdadero significado a los creyentes con un enigma, diciendo que todo lo que tenían que hacer era creer en Él. Lo que Yeshúa no dijo es que, en el sentido más amplio de la palabra, creer en Yeshúa significa que debemos vivir como Él vivió, y caminar como Él caminó, porque así se construye el reino de Elohim. Sin embargo, los creyentes de Juan 6 no amaban a Yeshúa lo suficiente como para entender lo que Él quería, y por eso Él no sintió la necesidad de explicarles esto, ya que Él no quiere una novia así, y es necesario que la mayoría perezca.

Lamentablemente, existe un problema similar en el movimiento Efraimita de la actualidad. Lo que muchos Efraimitas llaman Torá, para ellos es solo un poco más que descansar, leer y tener comunión en Shabat y en las fiestas. Si no amamos a Elohim, puede que no nos moleste afirmar que estamos guardando la Torá, cuando en realidad solo estamos buscando Sus bendiciones. Esto es lo que Shaul llama “no estar recibiendo el amor de la verdad”. Lo que debemos hacer es dejar de centrarnos en nuestros propios deseos egoístas y prestar más atención a Yeshúa y a lo que Él quiere, y así poder ser encontrados como frutos dignos de arrepentimiento.

Thessaloniquim Bet (2 Tesalonicenses) 2: 9-12
9 La venida del que no tiene Torá es según la obra de Satanás, con todo poder y señales, y augurios mentirosos,
10 y con todo tipo maldades sutiles para los que se pierden, porque no quisieron recibir el amor de la verdad, para ser salvos.
11 Y por esta razón, Elohim les enviará un gran engaño, para que crean la mentira,
12 para que todos puedan ser condenados por no creer a la verdad, más bien se gozaron en la injusticia.

Las Escrituras nos dicen que solo será un remanente de Efraim (y de la Judá Asiria) quienes serán salvos, mientras que la destrucción de la mayoría de los Efraimitas “rebosará de justicia”.

Yeshayahu (Isaías) 10:22
22 “Porque, aunque tu pueblo, oh Israel, sea como la arena del mar, [solo] un remanente de ellos volverá; La destrucción decretada rebosará de justicia.

¿Podría ser que la destrucción de la mayoría de los creyentes Efraimitas “rebose de justicia” porque después de todo el amor y la ternura que se ha derramado Elohim sobre Efraim a lo largo de los siglos, cualquiera que no ponga la voluntad de Yeshúa por delante de la suya no es apto para vivir?

Siempre ha habido muchos más creyentes que discípulos. En el primer siglo hubo 4.000 y 5.000 creyentes, en comparación con los 12 discípulos. Sin embargo, a pesar de que los discípulos son superados en número, si los discípulos trabajarán como un equipo, en última instancia, pueden proporcionar orden al movimiento, sirviendo a este. Nadie se opone a ser servido, o a ser amado, y si ese servicio se hace bien es posible servir a la gente en la dirección correcta.

En otras palabras, si nos volvemos y nos convertimos, y ponemos a Yeshúa y a Su pueblo como lo primero (por delante de nosotros mismos), entonces todo lo demás caerá en su lugar (mientras que aquellos que no lo sirven, perecerán).

El que tenga oídos para oír, oiga.

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