Todo Tiene su Tiempo
Cohelet (Eclesiastés) 1:1-3
1 Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén.
2 Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad.
3 ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol?
4 Generación va, y generación viene; pero la tierra siempre permanece.
Cuando analizamos el comportamiento del ser humano podemos darnos cuenta de que todos (en mayor o menor medida) necesitamos comunicarnos y relacionarnos con otros; por eso se suele decir que los seres humanos somos seres sociales.
Y es cierto que existen personas que son menos sociales que otras, pero todos necesitamos relacionarnos con otras personas.
Sin embargo, esta necesidad (en ocasiones) se convierte en un sustituto de la relación que necesitamos tener con Elohim; al punto de hacer de nuestras relaciones con otras personas una prioridad sobre la necesidad de tener comunión con nuestro Creador.
Lo que quiero decir con esto, es lo que (en general) sucede con la mayoría de los escépticos y ateos, y aun en aquellos que creyendo en un ser supremo (que nos dio la vida), no son conscientes de la posibilidad de relacionarse con Él.
Y lo que quiero resaltar con esto, es que debemos reconocer la necesidad de dos tipos de relaciones que necesitamos mantener.
La relación con otras personas y la relación con Yahweh;
y que nuestra necesidad de relacionarnos con otras personas no sea para buscar la aprobación o reconocimiento de los demás para sentirnos valiosos.
Porque toda búsqueda de reconocimiento personal, para sentirnos valiosos es vanidad, es como querer robarle la gloria a Yahweh.
Y la mayor prueba de esto, es que procedemos del polvo y al polvo volveremos como nos dice Eclesiastés:
Cohelet (Eclesiastés) 3:19-20
19 Porque lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros, y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad.
20 Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo.
..
En este día te quiero traer (por medio de este estudio) una reflexión sobre el tiempo y la vida limitada que todos tenemos. Y para ello vamos a tener como referencia la porción de la Torá encontrada en Devarim 33:1-34, siendo esta la última porción de la Torá.
Esta porción es conocida como parashat Vezot Habrajá [וְזֹאת הַבְּרָכָה] que podemos traducir como: “Y esta es la bendición”.
En esta porción encontramos dos puntos principales:
El primero se trata de las bendiciones que Moshé declaró sobre las tribus de Israel; bendiciones que tienen una revelación o una connotación profética más que un deseo personal de Moshé, y el segundo se trata de una breve descripción de los últimos momentos de la vida de Moshé, donde Yahweh le permitió ver la tierra que Israel conquistaría, pero en la cual Moshé no entraría.
Y algo que podemos notar en las bendiciones que Moshé profirió, es la inspiración que Yahweh le dio, ya que como mencioné hace un momento, estas bendiciones tenían en gran parte una connotación profética.
Y para confirmarlo vamos a leer dos ejemplos:
El primero de ellos lo tenemos en Devarim 33:7 que nos dice lo siguiente:
Devarim (Deuteronomio) 33:7
7 Y esta bendición profirió para Judá. Dijo así: Oye, oh Yahweh, la voz de Judá, y llévalo a su pueblo; sus manos le basten, y tú seas Su ayuda contra sus enemigos.
Este verso (por corto y simple que parezca), nos revela que la tribu de Judá sería una tribu “autosuficiente” (entrecomillas) en el contexto de la guerra; Y digo autosuficiente entre comillas porque necesitarían igualmente de Yahweh.
En este verso vemos la expresión: “sus manos le basten” lo cual es una referencia a que Judá (con la ayuda de Elohim) sería autosuficiente para mantenerse como una nación independiente, lo que vemos reflejado en la división de los dos reinos de Israel, siendo Juda la tribu predominante en el reino del sur.
Lo que nos revela de alguna manera que, el reino de Judá (del cual surgió posteriormente el judaísmo), no sobresalió por casualidad o por su autodeterminación independiente, sino que fue parte del plan de Yahweh para definir el camino de Su pueblo, mientras tenían épocas de mayor santidad y épocas de mayor rebeldía. Y cuando vivían con mayor santidad el pueblo prevalecía contra sus enemigos.
Y el otro ejemplo lo tenemos en Devarim 33:13-14 que nos dice lo siguiente:
Devarim (Deuteronomio) 33:13-14
13 A Yosef [José] dijo: Bendita de Yahweh sea tu tierra, con lo mejor de los cielos, con el rocío, y con el abismo que está abajo.
14 Con los más escogidos frutos del sol, con el rico producto de la luna,
Este verso nos muestra que, por medio de la tribu de Yosef, (más específicamente por la tribu de Efraím, de la cual surge espiritualmente y a grandes rasgos el cristianismo) habría prosperidad entre sus descendientes; por esto podemos notar que cuando el mundo occidental se acerca a Yahweh aumenta la prosperidad, pero si se aleja aumenta la miseria.
Lo que quiero resaltar es que, las bendiciones anteriormente mencionadas no son profecías concretas, sino que podríamos verlas como tendencias; por esto es por lo que se les define como bendiciones y no como profecías.
Y la diferencia de las bendiciones que se encuentran en esta parashá a las bendiciones que comúnmente tenemos en mente, (como aquellas que los hombres piden a Yahweh) es que estas tienen una connotación profética, aunque no sea definida concretamente.
Y esto me hace reflexionar en las razones, de lo que le sucede al pueblo de Yahweh, reforzando el mensaje de que todo tiene su tiempo.
Y un tiempo del cual todos deberíamos reflexionar constantemente es el tiempo de la muerte, ya que esto define el límite de nuestra vida en este mundo.
Y esto lo vemos reflejado en los escritos del rey Salomón en Eclesiastés que nos dice así:
Cohelet (Eclesiastés) 3:1-4
1 Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.
2 Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;
3 tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar;
4 tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar.
Las personas tenemos mucha incertidumbre de nuestro futuro en este mundo, debido a la infinidad de variables que pueden cambiar nuestro destino.
Aun sabiendo que Yahweh tiene el control de todo, ninguno de nosotros tenemos la certeza de las situaciones que viviremos en el porvenir.
Podemos hacer planes conforme a lo que queremos o entendemos que es mejor; pero hay muchas variables que no conseguimos controlar; pero si de algo podemos estar seguros, es que no tenemos las condiciones para vivir eternamente en este mundo.
Por eso la muerte es un tema que debemos interiorizar, y lo digo porque hay muchísimas personas que, llamándose creyentes, viven como si esta vida fuera lo único que existe.
Se enfocan más en alcanzar metas personales y cumplir sus sueños, buscando el reconocimiento de los demás (lo que es similar a buscar momentos de gloria) antes de vivir para nuestro Elohim, invirtiendo en lo eterno, más que en lo temporal.
Y no tengo la intención de dar un mensaje romántico, (olvidando que tenemos necesidades materiales); pero estas necesidades no deben ser lo que nos motive y determine nuestras elecciones y decisiones; sino que debemos estar motivados por la muerte.
Y es que la muerte, por raro que suene le da sentido a nuestras vidas, ya que nos revela que nuestro propósito no está en las riquezas de este mundo.
Dicho esto, vamos a ver lo que nos dice la parashá con relación a la muerte de Moshé.
Devarim (Deuteronomio) 34:4-5
4 Y le dijo Yahweh [a Moshé]: Esta es la tierra de que juré a Abraham, a Isaac y a Yaacob, diciendo: A tu descendencia la daré. Te he permitido verla con tus ojos, pero no pasarás allá.
5 Y murió allí Moshé siervo de Yahweh, en la tierra de Moab, conforme al dicho de Yahweh.
Hay muchas cosas que podemos aprender de la vida de Moshé, y la cuestión que quiero resaltar hoy es como la muerte tuvo una implicación muy importante.
Para muchos judíos, Moshé ha sido el hombre más importante que ha pisado esta tierra; pero definitivamente Moshé murió, y aun con toda su obediencia no pudo entrar en Canaán.
Y creemos que Moshé vivirá eternamente por la misericordia de Yahweh; pero no fue por dedicarse a cumplir sus sueños o metas; porque al final de cuentas los logros personales no sirven de nada en el momento de nuestra muerte.
En el momento de nuestra muerte lo único que importará es lo que hayamos invertido para el Reino de los cielos.
Y como dijo Salomón:
Cohelet (Eclesiastés) 1:14
14 Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu.
Cuando vemos que Salomón escribió que, toda obra que se hace debajo del sol es vanidad, está haciendo referencia a todo aquello que hacemos en el plano terrenal para alcanzar metas terrenales; porque esta tierra y este mundo pasarán, como dijo nuestro Mesías en Mateo 24
Matityahu (Mateo) 24:35
35 El cielo y la tierra pasarán, pero Mis palabras no pasarán.
Entonces, con el ejemplo de Moshé podemos decir que toda su labor “debajo del sol” fue vanidad (con relación a lo terrenal); porque Moshé fue líder de un pueblo que le criticaba y estaba continuamente murmurando, y además estuvo muy cerca de la conquista de Canaán y no pudo disfrutar de la victoria.
Es decir, según el criterio del mundo, Moshé no fue un hombre exitoso, porque estando tan cerca de entrar en la tierra prometida, no pudo hacerlo.
Pero, ¿Realmente fue en vano todo el esfuerzo que Moshé hizo?
Sabemos que no, porque vivió invirtiendo en el Reino de los cielos, aquí en la tierra, como nuestro Mesías enseñó a Sus discípulos que debían hacer.
Matityahu (Mateo) 6:19-20
19 No se hagan tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;
20 sino háganse tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.
Es decir, Moshé no guardaba oro, ni compraba propiedades en el cielo, pero sus obras estaban enfocadas en aplicar la voluntad celestial en esta tierra.
Invertir en el Reino de los cielos es hacer la voluntad de nuestro Creador aquí en la tierra, y colaborar para que Su voluntad se cumpla, aquí en la tierra como se cumple en los cielos.
¿Recuerdan cómo nos dice la oración que Yeshúa enseñó?
Vamos a leer la primera parte de esta oración:
Matityahu (Mateo) 6:9-10
9 Ustedes, pues, deben orar así: Padre nuestro que estás en los cielos, alabado sea Tu nombre.
10 Venga Tu reino. Hágase Tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Posiblemente muchos interpretan mal lo que significa hacer tesoros en el cielo.
Es probable que muchos crean que para hacer tesoros en el cielo es suficiente con tener una vida moralmente correcta y asistir a algún tipo de culto según la costumbre de cada uno; pero esto no es lo que significa.
Para hacer tesoros en el cielo, debemos usar nuestros dones y minas para que el Reino de los cielos crezca aquí en la tierra.
Debemos tomarnos en serio el tener una vida santa (es decir, apartada) en comunión con otros discípulos, promoviendo la aplicación de las leyes de Yahweh, para que Su pueblo se unifique y se desarrolle; mientras esperamos unidos el regreso del Mesías.
Todo tiene su tiempo, y el tiempo de trabajar por nuestras metas, fue antes de conocer la Verdad de la Palabra de Yahweh.
¡Si ya reconociste que somos pecadores necesitados del sacrificio de Yeshúa!, ya no es el tiempo de trabajar para alcanzar tus metas y sueños.
Ahora es el tiempo de invertir tus dones y minas en la gran comisión, (porque la gloria de este mundo es vanidad).
Debemos reconocer lo que Salomón dijo en Eclesiastés 7
Cohelet (Eclesiastés) 7:1-3
1 Mejor es la buena fama que el buen ungüento; y mejor el día de la muerte que el día del nacimiento.
2 Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete; porque aquello es el fin de todos los hombres, y el que vive lo pondrá en su corazón.
3 Mejor es el pesar que la risa; porque con la tristeza del rostro se enmendará el corazón.
Hay personas que piensan que Yahweh quiere que seamos personas exitosas y prósperas; y el problema de este pensamiento es que suele estar orientado en alcanzar el éxito y la prosperidad para la satisfacción personal.
Al mismo tiempo, muchos piensan que esto no esta mal sino perjudicas a otros; y por eso necesitamos recordar que el pecado no se limita a perjudicar a otros, sino que incluye el no hacer el bien a nuestro prójimo.
Recordemos que la raíz de todos los males es la avaricia, como nos dice en 1 Timoteo 6; y también lo mencionó Salomón en Eclesiastés 5:10
Cohelet (Eclesiastés) 5:10
10 El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad.
Todo tiene su tiempo; y debemos dejar el tiempo de buscar nuestra gloria personal (que se asemeja a la belleza de las flores que pasado su tiempo se marchita y deja de ser) y reconocer que toda gloria le pertenece a Yahweh.
Miremos el ejemplo de nuestro Mesías, que siendo el hijo unigénito del altísimo se despojó de toda Su gloria para padecer entre los hombres; y además de esto dijo lo siguiente:
Yojanán (Juan) 8:50
50 Pero Yo no busco Mi gloria; hay quien la busca, y juzga.
Yojanán (Juan) 8
54 Respondió Yeshúa: Si Yo Me glorifico a Mí mismo, Mi gloria nada es; Mi Padre es el que Me glorifica, el que vosotros decís que es vuestro Elohim.
Hermanos, debemos entender que Yeshúa no les ordenó a Sus discípulos a predicar para hacer creyentes, sino para hacer más discípulos; es decir, personas que practiquen la disciplina que nos manda la Palabra de Yahweh.
Y es tiempo de tomarse en serio las Escrituras, porque no sabemos cuando es el tiempo de nuestra muerte.
La mayoría de los recursos que existen en el mundo son más abundantes de lo que cualquier persona pueda necesitar; sin embargo, el tiempo no lo es.
El tiempo es un recurso muy limitado y es que no podemos almacenarlo, reproducirlo o encontrarlo dentro de una mina, solo depende de la voluntad divina.
No vivan conforme al engaño de la falsa libertad que muchos predican. Yeshúa no nos libertó de la obediencia a la Ley de Yahweh, nos libertó de las ataduras del pecado, para ser salvos de la condenación que la Ley establece a causa del pecado; es decir, por desobediencia.
Miremos lo que Judas escribió sobre esto:
Yehudá (Judas) 1:4
4 Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos [sin Ley], que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Elohim, y niegan a Elohim el único soberano, y a nuestro Mesías Yeshúa.
Y no seamos confundidos por los mensajes que nos enseñan que, el que es salvo ya no puede perder la salvación.
La salvación no es algo que se nos da en vida, sino que depende en qué condiciones morimos.
Judas también nos advirtió sobre esto en el verso 5 de su carta, diciendo lo siguiente:
Yehudá (Judas) 1:5
5 Pero quiero recordarles, ya que una vez lo han sabido, que Elohim, habiendo salvado al pueblo sacándolo de Egipto, después destruyó a los que no tuvieron fe.
Es tiempo de dejar el orgullo y ponernos al servicio de nuestro Señor y Rey, sin pretensiones, (creyéndonos más importantes o superiores por haber sido llamados por el Altísimo).
Estemos dispuestos a servir en humildad y determinación como el Arcángel Miguel, conforme nos dice en el verso 9:
Yehudá (Judas) 1:9
9 Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moshé, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: Elohim te reprenda.
Es normal que las personas que no creen en el mensaje de salvación orienten su vida a buscar la felicidad en este mundo, porque no tienen esperanza en recibir algo mucho mejor después de su muerte.
Pero para los que tenemos esperanza, debemos valorar aún más el tiempo de nuestra muerte, por entender que lo que hagamos para la carne, poco o ningún provecho tendrá en la Eternidad.
Y bien sabemos que el tiempo de morir llegará, y no sabemos cuando será, por eso no podemos perder el tiempo enfocándonos en metas terrenales.
Debemos aprovechar eficientemente el tiempo que Yahweh nos permita vivir para promover el crecimiento del Reino de los Cielos aquí en la tierra, como miembros del Cuerpo del Mesías que somos llamados a ser.
Shabat Shalom.
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Recuerda La mies es mucha y los obreros pocos, apóyanos.
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